miércoles, 9 de diciembre de 2009

El papelito de las quince horas

Hace cinco años, tuve que ir al coliseo Vicente Díaz Romero a "definir mi situación militar". Recuerdo que llegamos junto a varios compañeros temprano en la mañana (7:00 a.m., quizá), y nos unimos a los cientos (¿quizá miles?) de estudiantes más que ya había allí. Al parecer nadie había entrado al coliseo todavía, y mientras esperábamos afuera, se nos unieron otros cientos (¿quizá otros miles?) de jóvenes.

Luego de algún tiempo de espera (una, tal vez dos horas), empezó a entrar la gente al coliseo. Recuerdo perfectamente que entramos como reses, en masa, arrastrados hacia adentro por una corriente humana que no se detenía. Una vez adentro, nos ubicamos en algún sitio, esperando de nuevo.

Pasaron las horas, y nada sucedía. De vez en cuando, grupos de personas en algún punto del coliseo empezaban a hacer ruido, y a tirarse papeles, en una muestra de patanería colectiva. Al principio era divertido ver esos cortos espectáculos, pero luego de un buen rato de espera, sin comida alguna, nada era gracioso.

Al fin, un puñado de militares apareció en escena. Uno de ellos tomó un micrófono para intentar decir algo, pero de inmediato la gente empezó a chiflar y gritar. Los intentos de los militares por hablar se repitieron varias veces, y todos fueron saboteados impunemente.

Para resumir la payasada: horas después, luego de haber pasado toda la mañana y parte de la tarde sentado en una grada, haciendo nada, dijeron que los menores de edad podíamos irnos. Que saldríamos en orden alfabético, por apellido. Empezaron a salir los primeros grupos de gente, y de inmediato volvió el desorden. Al final, me abrí paso como pude, lentamente, rodeado por un mar de personas, y llegué a la salida.

Recuerdo perfectamente que allí había un militar entregando un papelito con un listado de los documentos necesarios para tramitar la libreta militar; fue todo lo que obtuve ese día. También recuerdo que afuera me encontré con un amigo, que también acababa de salir, y juntos nos largamos del sitio sin pensarlo dos veces.

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Hoy, sucedió de nuevo. Una enorme cantidad de bachilleres fueron citados en el día de hoy a "definir su situación militar" en el mismo sitio.
Al igual que hace cinco años, tuvieron que llegar temprano en la mañana.
Al igual que hace cinco años, tuvieron que esperar cantidades absurdas de tiempo para nada.
Hoy, al igual que hace cinco años, el Ejército está demostrando que le vale tres pesos el tiempo de las personas.

Un compañero de mi hermano llegó al coliseo puntualmente, a las seis de la mañana. Al momento de escribir esto, eran las 8:35 de la noche, y aún estaba allá (es decir, llevaba 14 horas y 35 minutos, y contando, en ese lugar). No había almorzado, ni cenado (evidentemente), y obviamente no había definido nada de su situación militar.

Sólo espero que logre definir algo realmente. Debe ser realmente muy frustrante pasar quince horas encerrado en un coliseo, sin comida, para al final recibir un papel con un listado de documentos, que perfectamente podría publicarse en una página de internet.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Requisito: incumplir este requisito

Hace un rato vi una interesante imagen promocional de la Fuerza Aérea Colombiana. Aquí está la mitad interesante de la imagen:




El primer requisito es bastante... peculiar. Dice:

Tener entre 18 y 25 años. (Haber nacido entre 1 de Enero 1985 y el 1 de Enero de 1992)

Todo muy claro. Ahora, veamos los casos de un par de personajes ficticios:

  • Pedro mide 1.85 metros de altura, y quiere ingresar a la Fuerza Aérea. Nació el 7 de diciembre de 1991. Su fecha de nacimiento se encuentra perfectamente dentro del rango de fechas que se menciona ahí, así que cumple el requisito de edad. El problema es que tiene 17 años (hagan cuentas), así que no cumple el requisito de edad. Así que puede entrar a la Fuerza Aérea, porque cumple los requisitos, pero no puede entrar, porque incumple el primer requisito.

  • Pablo mide 1.74 metros de altura, y quiere ingresar a la Fuerza Aérea. Nació el 3 de noviembre de 1984, así que tiene 24 años y, por lo tanto, cumple el requisito de la edad. Sin embargo, su fecha de nacimiento no está en el rango que se menciona en el requisito, así que no cumple el requisito de la edad. Entonces, al igual que su amigo Pedro, puede y no puede a la vez entrar a la Fuerza Aérea.

Obviamente, esas dos fechas de nacimiento no son las únicas afectadas por el requisito que se auto-contradice: hay un rango completo de fechas que cumplen pero incumplen el requisito.

De cualquier modo, Pedro y Pablo no deben perder la esperanza. Seguramente existe una forma razonable de cumplir cabalmente el requisito, aún en sus difíciles casos.

lunes, 21 de septiembre de 2009

¡Ánimo, muchachos!

¿Qué hizo el gobierno de Bucaramanga para ayudar a los jóvenes de la ciudad a que presentaran un buen Examen de Estado (ICFES) el domingo de la semana pasada?

¡Pues claro! Inaugurar la Feria de Bucaramanga la noche anterior, de modo que todos pudieran dormir y descansar aún con más tranquilidad1 gracias al civismo de los asistentes. Pero como eso no era suficiente, programar tres actividades que generaran cierres de vías el mismo domingo para que se les facilitara a a los jóvenes el desplazamiento desde/hacia el sitio de presentación de la prueba.

Es que ya saben: la educación es lo primero, y un examen que define el futuro de los bachilleres santandereanos debe celebrarse en grande.

Mayor información sobre la alegre celebración de esos días:
*700 riñas, 15 heridos y 27 choques dejaron los primeros días de Feria

1: Digo "aún con más tranquilidad" debido a que todos sabemos la calma que tiene la mayoría de personas la noche anterior a la presentación de un examen que define el futuro de la educación personal.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Advertido estaba...

Hace unos días noté una curiosidad en un transitadísimo pasillo de la universidad, por el que he pasado cientos de veces:



La verdad es que jamás me había fijado en el tablero, y mucho menos en el simpático cartelito que tiene encima:



Una de dos: o el tablero realmente no está energizado (ni se energiza), y no representa un riesgo para quien por error lo toque, o sí lo está, y dará un ejemplar castigo a quien ose ponerle un dedo encima.

Si el tablero no es peligroso, ¿para qué ponen el cartel? ¿Para asustar a quienes lo lean? ¿O es que se pone por simple inercia?

Si el tablero es peligroso, ¿bastará con poner un invisible cartelito para evitar un accidente?

lunes, 10 de agosto de 2009

Seguridad ante todo

¿Por qué no se permite el uso de celulares en las estaciones de gasolina?

Respuesta: Lo que pasa es que las empresas distribuidoras de combustible se preocupan por nuestro bienestar, así que se toman nuestra seguridad muy en serio:





Y es que manipular sustancias inflamables no es un juego.

Si me piden mi opinión: yo creo que la manguerita es para poder soplar a distancia...

jueves, 2 de julio de 2009

¿Qué pasó ahora?

Actualización:

Bien, ¡se acabaron la espera, el llanto y el crujir de dientes!

El lunes 10 de agosto de 2009 estará en sus pantallas la primera entrada de la tercera temporada de su blog favorito. Más absurdo que nunca.

¡Un saludo!


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Entrada original:

Debido a motivos de fuerza mayor (no tengo computador), no puedo escribir nuevas entradas, así que el blog estará inactivo indefinidamente. De hecho, lleva ya varios días sin señales de vida.

Sé que es un durísimo golpe para todos, pero es algo que tendremos que soportar con paciencia y corazón fuerte.

Un saludo.

(Cuando pueda reactivarlo, lo avisaré por aquí mismo. Sé que muchos quisieran que les avisara por vía telefónica y fax, pero sería demasiado trabajo atender todas las solicitudes de forma eficiente. Quizá podría hacerlo por e-mail a quien lo solicite.)

miércoles, 10 de junio de 2009

Riesgo fatal

Hay que conducir con mucho cuidado por las calles de la ciudad, especialmente cuando hay peligrosos vehículos con carga larga y ancha en la vía:



Un colosal carguero transita por la carrera 36.


Menos mal que tenía el cartelito avisando, porque si no, no me daba cuenta del peligro que corría. Es que mi Dios es muy grande.